Cuando un homicida es ejecutado, ¿es castigado también en el otro mundo?
En cuanto a la pregunta referente al alma de un homicida, y de cuál sería su castigo, la respuesta es de que el homicida debe expiar su crimen: es decir, si se da muerte al homicida, su muerte es la expiación de su crimen y, a continuación de su muerte, Dios en su justicia no le impondrá una segunda pena, pues la justicia divina no lo admitiría.
‘Abdu’l-Bahá, Selección de los Escritos
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