Una oración para la guía espiritual

No sé, oh mi Dios, qué fuego es aquel que Tú encendiste en tu dominio. La tierra nunca podrá nublar su resplandor, ni agua apagar su llama. Todos los pueblos del mundo son impotentes para resistir su fuerza. Grande es la bendición de quien se ha acercado a él y oído su fragor.

A algunos, oh mi Dios, les permitiste aproximarse a él, mediante tu gracia fortalecedora, en tanto que a otros los retuviste en razón de lo que sus manos han forjado en tus días. Quienquiera se haya apresurado y llegado a él, ha entregado su vida en tu sendero en su afán por contemplar tu belleza, y ha ascendido a Ti totalmente desprendido de todo excepto de Ti.

A algunos, oh mi Dios, les permitiste aproximarse a él, mediante tu gracia fortalecedora, en tanto que a otros los retuviste en razón de lo que sus manos han forjado en tus días. Quienquiera se haya apresurado y llegado a él, ha entregado su vida en tu sendero en su afán por contemplar tu belleza, y ha ascendido a Ti totalmente desprendido de todo excepto de Ti.

Potente eres para hacer lo que Te place. Tú eres, verdaderamente, el Omnipotente, el Más Generoso.

Bahá'u'lláh, Oraciones bahá’ís, p. 102

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