Una oración para un ser querido fallecido

Oh mi Dios! ¡Oh Tú perdonador de los pecados, el que confiere los dones, el que disipa las aflicciones! Verdaderamente, Te suplico que perdones los pecados de quienes han abandonado su vestidura física y han ascendido al mundo espiritual.

¡Oh mi Señor! Purifícalos de sus transgresiones, disipa sus tristezas y cambia su oscuridad en luz. Haz que entren en el jardín de la felicidad, límpialos con el agua más pura y concédeles que puedan contemplar Tus resplandores sobre el monte más sublime.

‘Abdu’l-Bahá, Oraciones bahá’ís, p. 119

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