Una oración para el mediodía

Soy testigo, oh mi Dios, de que Tú me has creado para conocerte y adorarte. Soy testigo, en este momento, de mi impotencia y de Tu poder, de mi pobreza y de Tu riqueza.

No hay otro Dios sino Tú, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

Bahá'u'lláh, Oraciones bahá’ís, p. 15

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