De los desiertos de la nada
¡OH HIJO DE LA MUNIFICENCIA!
De los desiertos de la nada y con la arcilla de mi mandamiento te hice aparecer y dispuse para tu educación cada átomo existente y la esencia de todo lo creado. Así, antes que nacieras del vientre de tu madre te destiné dos fuentes de fulgurante leche, ojos que cuidasen de ti, corazones que te amaran. Mediante mi amorosa bondad y a la sombra de mi misericordia te criéy te protegí por la esencia de mi gracia y mi favor. Y al hacer esto mi propósito era que pudieses alcanzar mi dominio sempiterno y llegaras a merecer mis invisibles dones. Sin embargo permaneciste descuidado y, cuando creciste, menospreciaste todas mis dádivas; te ocupaste en tus ociosas imaginaciones de tal modo, que te volviste completamente olvidadizo y apartándote de las puertas del Amigo habitaste en las cortes de mi enemigo.
Bahá'u'lláh, Palabras Ocultas, del persa, No. 29
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