El sendero de la verdadera pobreza y la nada absoluta

Esta estación es la muerte del yo y la vida en Dios, el ser pobre en uno mismo y rico en el Deseado...

En esta ciudad, hasta los velos de luz se rasgan y desaparecen. "Nada vela su belleza salvo la luz, ni nada cubre su rostro excepto la revelación".

¡Oh hermano! No en todo el mar hay perlas, ni toda rama florece, ni tampoco trinará el ruiseñor sobre todas ellas. Esfuérzate, entonces, para que -antes que el ruiseñor del paraíso místico se retire al jardín de Dios y vuelvan los rayos del alba celestial al Sol de la Verdad- quizás en este cúmulo de polvo del mundo mortal, puedas aspirar una fragancia del jardín sempiterno y vivir para siempre a la sombra de las gentes de esta ciudad. Y cuando hayas llegado a este estado sublime y alcanzado este poderosísimo plano, verás al Amado y te olvidarás de todo lo demás.

Bahá'u'lláh, Los siete valles

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de hacerse Bahá'i

Página licencia: CC BY-NC-SA 3.0

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