Cuando un bahá'i en forma particular recibe en su propia casa a invitados no bahá'ís o a un pequeño grupo de convidados, él debe decidir si sirve alcohol o no. Esto dependerá en gran medida de las costumbres del país en que vive, las personas afectadas, y la relación que tiene el anfitrión con sus invitados. Obviamente es mejor para un bahá'í no servir alcohol si es posible, pero por otra parte, debe sopesar la posible reacción del invitado en las circunstancias y situación particular. En algunos países, no habría ningún problema en no servir alcohol a un invitado, pero en otros sería considerado como bastante extraño y antisocial, e inmediatamente pondría una barrera para la continuación de la relación. No es conveniente crear un problema con esta cuestión.

En nombre de la Casa Universal de Justicia, 31 de enero de 1982:

Lights of Guidance, p. 351 (traducción de cortesía)

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