Hasta ahora se ha dicho que todas las religiones se componen de principios que había que aceptar, aunque parecían contrarios a la ciencia. Gracias a Dios, que en este nuevo ciclo la admonición de Bahá'u'lláh es que en la búsqueda de la verdad el hombre debe sopesar cuestiones religiosas en la balanza de la ciencia y la razón. Dios nos ha dado la mente racional para tal efecto, para compenetrarnos en todas las cosas, para encontrar la verdad. Si renunciamos a la razón, ¿qué queda? ¿Los textos sagrados? ¿Cómo podemos entender los mandamientos de Dios y qué utilidad pueden tener sin el equilibrio de la razón? Los sacerdotes están apegados a las supersticiones de antaño y cuando éstas no estén en consonancia con la ciencia, los sacerdotes denuncian la ciencia. Cuando la religión es confirmada por la ciencia y la razón podemos creer con seguridad y actuar con convicción, pues esta facultad racional es el mayor poder del mundo. A través de ella se establecen industrias, el pasado y el presente se ponen al descubierto y las realidades fundamentales son traídas a la luz. Hagamos de la naturaleza nuestra cautiva, romper todas las leyes de las limitaciones y con profunda penetración sacar a la luz lo que está oculto. El poder de hacer esto es el mayor de los beneficios divinos. ¿Por qué tratar con indiferencia tan divina chispa? ¿Por qué ignorar una facultad tan beneficiosa, un sol tan fuerte?

‘Abdu’l-Bahá, Divine Philosophy, p. 102 (traducción de cortesía)

de hacerse Bahá'i

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