¿Tiene la investigación científica alguna relación con el descubrimiento espiritual?
Todas las bendiciones son divinas en origen, pero ninguna puede compararse con este poder de búsqueda e investigación intelectual, el cual es un don eterno que produce frutos de infinito deleite. El hombre siempre participa de estos frutos. Todas las demás bendiciones son temporales; ésta es una posesión sempiterna. Hasta la soberanía tiene sus limitaciones y puede ser derrocada; es ésta una majestad y dominio que nadie puede usurpar o destruir. En resumen, es una bendición eterna y un don divino, el obsequio supremo de Dios para el hombre. Por lo tanto, debéis hacer vuestros más fervientes esfuerzos para lograr el conocimiento de las ciencias y las artes. Cuanto mayor sea vuestro logro, tanto mayor será vuestra medida en el propósito divino.
‘Abdu’l-Bahá, La Promulgación de la Paz Universal,
EBILA. Buenos Aires. 1991; p. 57
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