¿Qué escribió Bahá'u'lláh a Nasiri’d-Din Shah de Irán?

¡Oh rey! Yo no era más que un hombre como los demás; dormía en Mi lecho, cuando he aquí, las brisas del Todo Glorioso soplaron sobre Mí y Me enseñaron el conocimiento de todo lo que ha sido. Esto no es de Mí, sino de Uno que es Todopoderoso y Omnisciente. Y Él Me ordenó elevar Mi voz entre la tierra y el cielo, y por esto Me aconteció lo que ha hecho correr las lágrimas de todo hombre de entendimiento[…].

¿Puede alguien decir por su propia voluntad aquello por lo cual todos los hombres, tanto los de alto rango como los humildes, han de protestar contra él? Nadie, por Aquel que enseñó a la Pluma los misterios eternos, salvo aquel a quien la gracia del Todopoderoso, el Omnipotente, ha fortalecido.

En el sendero de Dios he visto, oh Sháh, lo que ningún ojo ha visto ni ningún oído ha percibido[…]. ¡Cuán numerosas las tribulaciones que han llovido, y pronto han de llover, sobre Mí[…]!

¡Por Dios! Aun cuando la fatiga Me venza, el hambre Me consuma, la roca desnuda sea Mi lecho y Mis compañeros las bestias del campo, no Me quejaré, sino que lo soportaré pacientemente, como pacientemente han soportado aquellos dotados de constancia y firmeza, mediante el poder de Dios, Rey Eterno y Creador de las naciones, y daré gracias a Dios en todas las situaciones. Oramos para que Él, por Su munificencia (exaltado sea Él) libere, mediante este encarcelamiento, los cuellos de los hombres de cadenas y trabas, y les haga volverse, con rostros sinceros, hacia Su Rostro, que es el Poderoso, el Munífico. Dispuesto está Él a responder a quienquiera le llame, y cerca está Él de aquellos que con Él comulgan.

Bahá'u'lláh, La Proclamación de Bahá’u’lláh

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