La Tabla de Carmelo

Llama a Sión, oh Carmelo, y anuncia las felices nuevas: ¡El que estaba oculto a los ojos mortales ha venido! Su soberanía que todo lo subyuga está manifiesta; su esplendor que todo lo abarca se ha revelado. Ten cuidado, no sea que vaciles o te detengas. Apresúrate y rodea la Ciudad de Dios que ha descendido del cielo[…], los puros de corazón y la compañía de los más excelsos ángeles. ¡Oh! Cuánto ansío anunciar a todos los lugares de la superficie de la tierra y llevar a cada una de sus ciudades las buenas nuevas de esta Revelación, una Revelación a la que ha sido atraído el corazón del Sinaí y en cuyo nombre la Zarza Ardiente proclama: “Los reinos del cielo y de la tierra pertenecen a Dios, el Señor de Señores.” En verdad, éste es el Día en que tanto la tierra como el mar se regocijan ante este anuncio, Día para el cual se han dispuesto aquellas cosas que Dios, por una generosidad que se encuentra más allá de la comprensión de mente o corazón mortales, ha destinado para ser reveladas. Dentro de poco, Dios hará navegar su Arca sobre ti y manifestará al pueblo de Baháque ha sido mencionado en el Libro de los Nombres.

Santificado sea el Señor de toda la humanidad, ante la mención de cuyo nombre todos los átomos de la tierra han vibrado y la Lengua de Grandeza ha sido impulsada a revelar lo que estaba guardado en su

conocimiento y yacía oculto en el tesoro de su poder. En verdad, Él es el soberano de todo lo que hay en los cielos y todo lo que hay en la tierra, por medio de la potencia de su nombre, el Poderoso, el Omnipotente, el Altísimo.

Bahá'u'lláh, Tablas de Bahá'u'lláh

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