¿Creen los bahá'is que Jesucristo se sacrificó por los pecados de la humanidad?
Cristo, quien es la Palabra de Dios, se sacrificó a sí mismo. Dicho sacrificio posee dos significados, uno aparente, y otro oculto. El significado aparente es éste: la intención de Cristo era la de exponer y promover una Causa que habría de educar a la humanidad, vivificar a los hijos de Adán e iluminar a todos los hombres. Puesto que exponer una Causa tan sublime -una causa que era antagónica a todos los pueblos del mundo y con todas las naciones y reinos- emparejaba el ser muerto y crucificado, tal proclamación de la misión de Cristo suponía sacrificar la vida. Para Él, la cruz fue trono; la herida, bálsamo; el veneno, miel y azúcar. Cristo se alzó a enseñar y educar a los hombres. De ese modo se sacrificó: para otorgar el espíritu devida. Murió físicamente a fin de vivificar a los demás mediante el espíritu.
El segundo significado del sacrificio es éste: Cristo fue como una semilla, y esta semilla sacrificó su propia forma para que el árbol pudiese crecer y desarrollarse. Si bien la forma de la semilla fue destruida, su realidad se reveló con majestuosidad y belleza perfectas en forma de árbol.
‘Abdu’l-Bahá, Contestación a Unas Preguntas, p. 29
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