Ser bahá'í

De Corazóna Corazón

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Cuando una persona ingresa a la Fe Bahá'í, en realidad lo que ocurre es que la semilla del espíritu comienza a crecer en su alma. Esta semilla debe ser regada por las efusiones del Espíritu Santo. Estos dones del espíritu son recibidos a través de la oración, la meditación, el estudio de los escritos sagrados y el servicio a la Causa de Dios. De hecho, el servicio a la Causa es como el arado que labra la tierra al sembrar las semillas. Es necesario que el suelo sea arado para que sea enriquecido, y de esta manera estimule un mayor crecimiento de la semilla.

Exactamente de la misma manera, la evolución del espíritu ocurre cuando se ara la tierra del corazón, de modo que se vuelva un reflejo constante del Espíritu Santo. De esta manera el espíritu humano crece y se desarrolla a pasos agigantados.

Es natural que hayan períodos de angustia y dificultades, e incluso duras pruebas. Pero si uno se dirige con firmeza hacia la Manifestación Divina, estudia cuidadosamente sus enseñanzas espirituales y recibe las bendiciones del Espíritu Santo, encontrará que, en realidad, estas pruebas y dificultades han sido dádivas de Dios que hacen posible su crecimiento y desarrollo.

En nombre de Shoghi Effendi, 6 de octubre de 1954: Living the Life, pp. 18-19 (traducción de cortesía)

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